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Plutarco.—Las vidas paralelas.

los enemigos, acreditando que lomero habia hablado en razon y con experiencia cuando dijo: que de todas las virtudes sola la fortaleza tenía muchas veces ímpetus furiosos, y en cierta manera sobrenaturales. Tomada la ciudad, sacrificó al Dios magnificamente, y dió espectáculos de toda especie de combates.

Los bárbaros de Mesena, a los que se daba el nombre de Mamertinos, vejaban en gran manera á los Griegos, y áun á algunos los habian sujetado á pagarles tributos, por ser ellos muchos y gente belicosa, apellidados por tanto los marciales en lengua latina: cogió, pues, á los recaudadores y les dió muerte; y venciéndolos á ellos en batallaasoló muchas de sus fortalezas. A los Cartagineses, que se mostraban inclinados á la paz, estando dispuestos á contribuir con dinero, y despachar la escuadra, sí se ajustaba la alianza, les respondió, codiciando todavía más, que no habia amistad y alianza para ellos, si no dejaban toda la Sicilia, y ponian el mar Libico por término respecto de los Griegos: engreido para ello con la prosperidad y curso favorable de sus negocios, y llevando adelante las esperanzas con que se embarcó desde el principio, puesto principalmente en la Africa su deseo. Hallábase con bastante número de naves, faltándole las tripulaciones; mas despues que se proveyó de remeros, ya no trataba blanda y suavemente a las ciudades, sino con despotismo y con dureza, imponiendo castigos; cuando al principio no habia sido así, sino más dispuesto todavía que todos los demas á la afabilidad y á hacer favores, á mostrar confianza y á no ser molesto á nadie; pero entonces, habiéndose convertido de popular en tirano, con la aspereza de la ingratitud y de la desconfianza oscureció su gloria. Y áun esto, como necesario, lo aguantaban, aunque de mala gana; pero sucedió despues que, habiendo sido Tenon y Sostrato, generales de Siracusa, los primeros que le excitaron á pasar á Sicilia, los que cuando estuvo allí le entregaron la ciudad,