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CAYO MARIO.

Batabaces estaba para comparecer ante el pueblo con el designio de anunciarlo, se lo estorbó el tribuno de la plebe Auto Pompeyo, llamándole impostor, y echándole á em—, pellones de is tribuna; lo que sólo sirvió para conciliar mayor crédito á sa narracion: porque no bien se puso Aulo en camino para su casa, disuelta la junta, cuando se le encendió una tan fuerte calentura, que se hizo cosa may notoria y pública entre todos haber muerto de ella dentro del sétimo día.

CATO MARIO.

Intentaron los Teutones, viendo el sosiego de Mario, poner cerco al campamento; pero siendo recibidos com dardos que les disparaban desde el valladar, y perdiendo alguna gente, determinaron ir adelante, dando por supuesto que podian pasar sin recelo los Alpes. Tomando el bagaje, se pusieron al otro lado del campo de los Romanos; y entonces se vió principalmente su gran número por la tardanza y dilacion del tránsito; porque se dice que gastaron seis dias en pasar por el valladar de Mario andando sin parar. Iban siempre muy cerca preguntando por mofa á los Romanos si mandaban algo para sus mujeres, porque pronto estarian á la vista de ellas. Cuando ya hubieron pasado los bárbaros, y estaban á alguna distancia, levantó 6) tambien au campo, y los seguía de cerca, acampando siempre á su inmediacion en puestos fuertes, y ocupando los sitios más ventajosos para pernoctar con descanso.

Marchando de esta manera, llegaron al lugar que se llama las Aguas eestias, desde donde con poco que anduviesen se hallarian en los Alpes. Por lo mismo se preparaba Mario á dar allí la batalla, escogiendo para su campamento una posicion fuerte, pero que escaseaba de agua; querien do, segun decia, aguijouear con esto á los soldados: asi os que quejándose mucho, y haciéndole presente que tenian sed, les dijo, señalándoles con la mano un. rie que corria al lado del valladar de los bárbaros, que allí tenian bebida que se compraba á precio de sangre. Pues por qué, la 30 TOMO II.