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Plutarco.—Las vidas paralelas.

los paralelos, y donde iguales los dias en lo corto, y en lo largos con las uoches, dividen el año; que fué lo que dió ocasion á Homero para sa fabula del infierne. Pues de allí se dice habian partido estos bárbaros para la Italia, dichos al principio Cimerios, y Cimbros despues, por alteracion, no á causa de su género de vida: aunque esto más es una conjetura que cosa que pueda tenerse por asegurada y cierta. En cuanto á su número, áun bay algunos que afirman haber sido mayor que el que se deja dicho. En el ánimo y osadía eran terribles, pareciéndose al fuego en la presteza y violencia para los hechos de armas; no habiendo quien pudiera resistir á su impetu, sino que indefectiblemente fueron presa suya todos aquellos á cuyo país llegaron; y de los generales y ejércitos romanos cuantos se les presentaron por la parte de la Galia transalpina, todos fueron ignominiosamente desbaratados: así, con haber peleado desgraciadamente, estos mismos los atrajeron contra Roma; pues vencedores de cuanto encontraron, y enriquecidos con opimos despojos, habian resuelto no hacer parada en ninguna parte antes de destruir á Roma y asolar la Italia.

Oidas semejantes nuevas, como el grito comun de los Romanos llamase al mando á Mario, fué nombrado segunda vez cónsul, contra la ley que no permitia elegir ausentes, y contra la que tampoco consentia que fuese alguno reelegido sin que se guardase el hueco prefijado: no dando el pueblo oídos á los que se oponian, por cuanto juzgaba que ni era aquella la vez primera en que la ley callaba ante la utilidad pública, ni de menor valor la causa que á ello entonces obligaba, que la que hubo para nombrar cónsul á Escipion contra las mismas leyes, en ocasion en que no temian perder su propia ciudad, sino que trataban de destruir la de Cartago: así pues se determinó.

Llegó Mario de Africa con su ejército en las mismas calendas de Enero, que es el día en que los Romanos comien-