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CAYO JULIO CÉSAR.

de muy breve tiempo habia de disolverse por sí mismo.

Con Pompeyo, que por estas razones rehusaba dar una batalla, solamente convenia Caton por el deseo de excusar la sangre de los ciudadanos; pues habiendo visto los enemigos que habian muerto en la batalla anterior, que serian unos mil, se retiró de allí cubriéndose el rostro y derramando lágrimas; pero todos los demas insultaban á Pompeyo porque evitaba el combate, y trataban de precipitarle, llamándole Agamenon y rey de reyes, y dándole å entender que no queria dejar la monarquia, hallándose may contento con que le acompañaran tantos y tales caudillos, y frecuentaran su tienda. Fabonio, queriendo contrahacer la virtuosa libertad de Caton, repetia neciamente este dicharacho: «gconque no podremos este año saborearnos con los hijos de Tusculano por la monarquía de Pompeyo?»» Y Afranio que hacía poco habia llegado de España, donde se portó mal, diciéndose que sobornado con dinero había hecho entrega del ejército, le preguntó por qué no combatía con aquel mercader que le habia comprado las provincias. Importunado Pompeyo con tales improperios, movió por fin contra su voluntad para dar batalla siguiendo el alcance á César. Hizo éste con gran dificultad y trabajo todo lo demas de su marcha, pues no sólo no encontraba quien le suministrara provisiones, sino que era despreciado de todos por la derrota que poco ántes habia sufrido; pero luego que tomó á Gonfos, ciudad de Tesalia, además de tener con qué mantener sobradamente su ejército, le libertó del contagio por un modo bien extraño; y fué que encontraron abundancia de vino, y bebiendo largamente, así en comilonas como en las marchas, con la embriaguez domaron y ahuyentaron la enfermedad, mudando la disposicion de los cuerpos.

Luego que llegaron ambos á Farsalia y se acamparon á corta distancia, Pompeyo volvió á adoptar su antiguo propósito, y mas que tuvo apariciones infaustas y una vision