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Plutarco.—Las vidas paralelas.

pocos caballos. Desembarcados éstos, sin que lo entendieran, volvió á hacerse al mar por el cuidado de las restanles fuerzas; y encontrándose ya con ellas en la mar, los condujo á lodos al campamento. Llegó alll å entender que los enemigos estaban confiados en cierto oráculo antiguo, segun el cual se tenia por propio del linaje de los Escipiones vencer siempre en el Africa; y es dificil decir si en lo que ejecutó se propuso usar de cierta burla contra Escipion, que mandaba el ejército enemigo, ó si con conocimiento y de intento quiso hacerse propio el aguoro; porque tenia consigo á un ciudadano por otra parte oscuro y de poca cuenta, pero que era de la familia de los Africanos, y se llamaba Escipion Salucion. A éste, pues, le daba el primer lugar en los encuentros como á general del ejórcito, precisándole á entrar muchas veces en lid con los enemigos y á provocarlos á batalla, porque no tenía pan que dar á su gente, ni habia pasto para las bestias, sino que se veian precisados á mantener los caballos con ova marina despojada de la sal y mezclada con un poco de grama como un condimento, á causa de que los Númidas mostrándose á menudo y en gran número por todas partes eran dueños del país; y en una ocasion sucedió que se haitaban distraidos los soldados de caballería de César á causa de que se les habia presentado un Africano que ejecutaba cierto baile y lañia prodigiosamente la flauta, y ellos se estaban allí divertidos, entregando los caballos á los muchachos; y acometiendo repentinamente los enemigos, matan á los unos, y con los otros, que dieron precipitadamente á buir, llegan hasta el campamento, y á no haber sido porque á un tiempo César y Asinio Polion acudieron en su auxilio y contuvieron la fuga, en aquel punto hubiera acabado la guerra. En otra batalla que se trabó, y en la que llevaban los enemigos lo mejor, se dice que César á un portaestandarte que huia lo agarró del cuello, y le hizo volver cara, diciéndole: «ahí están los enemigos.