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Plutarco.—Las vidas paralelas.

Sucedió que un ciudadano llamado Cina, amigo de César, habia tenido, segun dicen, en la noche anterior un sueño muy extraño; porque le parecia que era convidado por César á un banquete, y que excusándose era tirado por éste de la mano contra su voluntad y resistiéndose. Cuando oyó que en la plaza se estaba quemando el cadáver de César, se levantó y marchó allá por honrarle, no obstante que tenía presente el ensueño, y estaba con calentura. Viólo uno de tantos; y á otro que le preguntó, le dijo cómo se llamaba; éste á otro, y en un instante corrió por todos que aquél era uno de los matadores de César; porque realmente entre los conjurados habia habido un Cina del mismo nombre; y tomándole por éste le acometieron sin detenerse, y le hicieron pedazos. Concibiendo de aquí temor Bruto y Casio, sin que hubiesen pasado muchos dias se ausentaron de la ciudad. Qué fué lo que despues hicieron y padecieron hasta el fin, lo hemos declarado en la vida de Bruto.

Muere César á los cincuenta y seis años cumplidos de su edad, no babiendo sobrevivido á Pompeyo más que cuatro años; sin haber sacado otro fruto que la nombradla, y una gloria muy sujela á la envidia de sus conciudadanos de aquel mando y de aquel poder tras el que toda su vida anduvo entre los mayores peligros, y que apenas pudo adquirir; pero aquel buen Genio ó Númen quo mientras vivió cuidó de él, le siguió despues de su muerte para ser vengador de ella, haciendo huir, y acosando por mar y por tierra á los matadores hasta no dejar ninguno, y ántes acabando con cuantos con la obra ó con el consejo tuvieron parte en aquel designio. De los acontecimientos puramente humanos que en este negocio sucedieron, el más admirable fué el relativo á Casio; porque vencido en Filipos se pasó el cuerpo con aquella misma espada de que usó contra César. De los sobrehumanos, el gran cometa que se dejó ver muy resplandeciente por siete noches inmediatamente despues de la muerte de César, y luego desapareció; y el apo-