Página:Las vidas paralelas de Plutarco - Tomo IV (1880).pdf/172

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
174
Plutarco.—Las vidas paralelas.

ses, por serles preciso aprontar á Filipo galeras y caballos; temiendo esto mismo, les dijo: «Me opuse yo antes; mas pues que lo habeis pactado, es preciso llevarlo con paciencia y con buen ánimo, teniendo presente que nuestros mayores mandando á veces y á veces mandados, pero ejecutando siempre lo uno y lo otro del modo que convenia, salvaron á la ciudad y á los Griegos. Muerto Filipo; no permitió que el pueblo hiciera festejos por la buena nueva; lo uno porque parecia cosa indecente, y lo otro porque las fuerzas que los habian batido en Queronea no se habian disminuido más que en una sola persona.

Como Demóstenes empezase á insultar á Alejandro cuando ya venía contra Tebas, dijo:

««Imprudente, ¿qué es lo que te impele A irritar á un varon fiero é indomable, y que aspira á una brillante gloriaf jó quieres, teniendo tan cerca semejante incendio, arrojar en él á la ciudad?

Nosotros, aunque ellos quieran, no debemos permitir á éstos que se pierdan; y para esto es para lo que hemos admitido el mando.» Destruida Tebas, como pidiese Alejandro que fuesen puestos á su disposicion Demóstenes, Licurgo, Hipérides y Caridemo, la junta puso al punto los ojos en Focion, y llamado muchas veces por su nombre, se levantó, tomó por la mano á uno de sus amigos, al más intimo que tenía, y á quien más amaba, y dijo: «Ilan puesto la república en tal precipicio, que yo, áun cuando pidiera á este Nicocles, sería de dictámen que se le entregase:

pues por lo que hace á mí mismo, si se tratase de que muriera por vosotros, tendrialo á grande dicha. Me compadezco, continuo, oh Atenienses, de estos que de Tebas se han acogido á nosotros; pero básteles á los Griegos el llorar por Tebas. Mas vale, pues, persuadir y rogar por unos y otros á los que tienen la superioridad, que conten-