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CATON EL MENOR.

i CATON EL MENOR.

209 Caton la guerra; mas éste, habiendo convencido al primero de ellos de infidelidad en la particion de una herencia, lo expelió de la tesorería; y á otro le intentó causa de suplantacion, á cuya defensa salió el censor Luctacio Catulo, varon de grande autoridad por este cargo, pero más respetable todavía por su virtud, como que en justicia y modestia se aventajaba á los demas Romanos; siendo al mismo tiempo elogiador y amigo de Caton por su conducta. Veíase, pues, falto de justicia, y como recurriese á la conmiseracion y á los ruegos, no le permitió Caton seguir por este término; sino que, insistiendo con más calor en su propósito: «Vergüenza es, oh Catulo, le dijo, que tú á quien incumbe examinar y corregir las vidas de todos nosotros, te dejes seducir de nuestros dependientes.» Pronunciada por Caton esta reconvencion, Catulo le miró en aire de no dejarle sin respuesta; pero nada dijo, sino que fuese ira ó fuese rubor, se retiró turbado é incierto. Mas el dependiente no fué condenado, porque ocurrió que los votos que le eran contrarios no excedian más que en uno á los absoIutorios, y habiendo faltado al juicio por indisposicion Marco Lolio, uno de los colegas de Caton, le envió á llamar Catulo, implorando su auxilio; y habiéndose hecho llevar en litera, despues de concluido el juicio, echó tambien voto absolutorio. Mas, sin embargo, Caton ya no volvió á emplear aquel escribiente, ni le dió salario, ni admitió en cuenta de ningun modo el voto de Lolio.

Habiendo sujetado de este modo y hecho dóciles á los escribientes, hizo de los asientos públicos el uso que le pareció conveniente, y en poco tiempo puso la tesorería en términos de competir en respeto con el Senado; tanto, que todos decian y tenian por cierto que Caton habia igualado en dignidad con el consulado la cuestura. Porque en primer lugar, encontrando que muchos tenían deudas antiguas á favor del tesoro, y que éste debia á muchos, á un mismo tiempo hizo cesar el agravio que la república sufrie TOMO IV.

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