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Plutarco.—Las vidas paralelas.

dice que le fué muy fácil el desatarlo, porque quitó del timon la clavija que une con este el yugo, y despues fácilmente quitó el yugo mismo. Desde allí pasó á atraer a su dominacion á los Paflagonios y Capadocios; y habiendo tenido noticia de la muerte de Memnon, que siendo el jefe más acreditado de la armada naval de Dario, habia dado mucho en que entender y puesto en repetidos apuros al mismo Alejandro, se animó mucho más á llevar sus armas á las provincias superiores de la Persia. En esto ya Darío bajaba de Susa muy engreido con la muchedumbre de sus tropas, pues que traia seiscientos mil hombres, y confiado en un sueño que los Magos explicaban más bien segun lo que aquél deseaba, que segun lo que él indicaba en realidad. Porque le pareció que discurria gran resplandor por la falange de los Macedonios; que le servia Alejandro, adornado con la estola que llevaba el mismo Darío cuando era correo del Rey; y que despues habiendo entrado Alejandro al bosque del templo de Belo, desapareció; en lo cual, á lo que parece, significaba el Dios que brillarian y resplandecerian las empresas de los Macedonios, y que Alejandro dominaria en el Asia como habia dominado Darío, habiendo pasado de correo á rey; pero que en breve tendrian término su gloria y su vida.

Dióle todavía á Dario más confianza el graduar de timido á Alejandro al ver que se detenia mucho tiempo en la Cilicia; pero su detencion provenia de enfermedad, que unos decian habia contraido con las grandes fatigas, y otros que por haberse bañado en las aguas heladas del Cidno. De todos los demas médicos, ninguno confiaba en que podria curarse, sino que repulando el mal por superior á todo remedio, temían que, errada la cura, habian de ser calumniados por los Macedonios; pero Filipo de Acaraania, aunque se hizo cargo de lo penosa que era aquella situacion, llevado sin embargo de la amistad, y teniendo á afrenta el no peligrar con el que estaba de peligro, asistiéndole y cui-