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CATON EL MENOR.

bre á quien la república deberia comprar para prelor; y como la primera tribu llamada á votar to hubiese ya nombrado, de repente salió Pompeyo con la ficcion de que se babja oido un trueno, y disolvió vergonzosamente la junta, porque lo tenian á mal agüero, y nada acostumbraban á establecer cuando habia estas señales del cielo. Tuvieron, pues, tiempo para emplear más medios de corrupcion, y alejando del campo á los mejores ciudadanos, hicieron que á la fuerza fuese preferido Valinio á Caton. Dícese que visto esto, los que habían dado sus votos con ilegalidad é injusticia al punto se marcharon á manera de fugitivos; y que formando junta un tribuno con los demas que habian quedado, y que manifestaban su indiguacion, se presentó Caton en ella, y como si fuera inspirado de un Dios, les predijo los males que iban á venir sobre la república, é inflamóá los ciudadanos contra Pompeyo. y Craso, á quienes no podia menos de remorder la conciencia sobre tales atentados; y así era que en su modo de conducirse acreditaban cuánto temían que si Caton era nombrado pretor habia de acabar con ellos. Finalmente, al retirarse á casa le acompañó mucho mayor genlío que a todos los pretores juntos.

Como propusiese Cayo Trebonio ley sobre el repartimiento de las provincias entre los Cónsules, reducida á que, teniendo el uno la España y el Africa bajo sus órdenes, y el otro la Siria y el Egipto, hicieran la guerra y sujetaran á los que quisiesen, disponiendo de las fuerzas de mar y tierra, los demas ciudadanos miraron como inútil el oponerse y tratar de impedirlo, y así ni áun quisieron contradecir; pero Calon, ántes que el pueblo pasaso á voLar, subió á la tribuna, y manifestando estar determinado á hablar, con dificultad le concedieron dos horas de término para ello. Dijo, manifestó y profetizó muchas cosas, en lo que consumió el tiempo, y ya no le dejaron hablar más, sino que como se detuviese en la tribuna, fué allá un ministro y le sacó de ella. Paróse abajo, y continuo gritando