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Plutarco.—Las vidas paralelas.

taza se llevaba hablando; y aun este cuando estaba muy de vagar, pues cuando habia que hacer, ni vino, ni sueño, ni juego alguno,. ni bodas, ni espectáculo, nada habia que como á otros capitanes le detuviese; lo que pone de manifiesto su misma vida, pues que habiendo sido tan corta, está llena de muchas y grandes hazañas. Cuando no tenía que hacer se levantaba, y lo primero era sacrificar á los dioses y tomar el desayuro sentado: despues pasaba el dia en cazar, ó en ejercitar la tropa, ó en despachar los juicios militares, ó en leer. De viaje, si no habia de ser largo, sin detenerse se ejercitaba en tirar con el arco, ó en subir y bajar á un carro que fuese corriendo. Muchas veces se entretenia en cazar zorras y aves, como se puede ver en sus diarios. En el baño, y miéntras iba á él y á ungirse, examinaba á los encargados de las provisiones y de la cocina sobre si estaba en su punto todo lo relativo á la cena, yendo siempre á cenar tarde y despues de anochecido. Su cuidado y esmero en la mesa era extraordinario sobre que á todos se les sirviese con igualdad y diligencia.

La bebida se prolongaba, como hemos dicho, por la demasiada conversacion: porque siendo para el trato en todas las demas dotes el más amable de los reyes, sin que hubiese gracia que le faltase, entonces se hacía fastidioso con sus jactancias y de sobra militar, llegando á dar ya en fanfarron y å ser en cierto modo presa de los aduladores, que echaban á perder áun á los más modestos convidados:

porque ni querían confundirse con los aduladores, ni quedarse más cortos en las alabanzas; siendo lo primero bajo é indecoroso, y no careciendo de riesgo lo segundo. Despues de haber bebido se lavaba y se iba á recoger, durmiendo muchas veces hasta el medio dia; y áun alguna se llevó el dia entero durmiendo. En cuanto á manjares era muy templado: de manera que cuando por mar le traian frutas ó pescados exquisitos, distribuyéndolos entre sus amigos, era muy frecuente no dejar nada para sí. Su cena,