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Plutarco.—Las vidas paralelas.

en breve los ejercicios y banquetes espartanos se pusieron en el pié conveniente, y unos pocos por necesidad, la mayor parte por gusto, se redujeror á aquel método de vida incomparable y enteramente espartano. Con todo, para suavizar el nombre de monarquía, designó para reinar.com él á su hermano Euclidas; y sólo entonces se verificó tener los Esparciatas los dos reyes de la una de las dos casas.

Habiendo llegado á entender que los Aqueos y Arato estaban persuadidos de que no teniendo la mayor seguridad en sus negocios por las novedades introducidas no se hallaba en estado de salir fuera de la Laconia, ni de dejar pendiente la república en tiempo de tales agitaciones, creyó que no careceria de grandeza y utilidad el hacer ver á los enemigos la excelente disposicion de su ejército. Invadiendo, pues, el territorio de Megalópolis, recogió un rico botín, y taló gran parte de aquel. Por fin, llamando cerca de sí á unos farsantes que iban de Mesena, y levantando un teatro en el país enemigo, señaló á la representacion el precio de cuarenta minas, y asistió á ella un dia solo; no porque guslase de aquel espectáculo, sino para burlarse en cierto modo de los enemigos, y hacer ostentacion de su gran superioridad, manifestando que los miraba con desprecio. Pues por lo demas, de todos los ejércitos, ya griegos y ya del Rey, éste sólo era al que no seguian ni cómicos, ni juglares, ni bailarinas, ni cantoras, sino que se conservaba puro de toda disolucion y de toda vanidad y aparato: estando por lo comun ejercitados los jóvenes, y ocupándose los ancianos en instruirlos; y cuando no tenian otra cosa que hacer, pasando todos el tiempo en sus acostumbrados chistes, y en motejarse unos á otros con dichos graciosos y propiamente lacónicos. Ahora, cuál sea la utilidad de esta especie de juego, lo dijimos en la vida de Licurgo.

El era maestro de todos, poniéndoles á la vista como un ejemplo de sobriedad su propio tenor de vida; en la que