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AGIS Y CLEOMENES.

siempre general un año sin otro, renunció y se excusó de esta carga, no obstante que le instaron y rogaron: cosa no bien hecha, en tan gran tormenta de los negocios públicos poner en otras manos el timon y abandonar el mando. Por lo que hace á Cleomenes, al principio pareció que tenia bastante consideracion á los embajadores de los Aqueos; pero enviando otros por su parte, propuso que habia de dársele la primacía, y que en lo demas no altercaria con ellos, y áun les restituiria el territorio ocupado y los cautivos. Convinieron los Aqueos en hacer la paz áun con estas condiciones, y propusieron á Cleomenes que pasara á Lerna, donde habian de celebrar junta; pero sucedió que habiendo hecho Cleomenes una marcha rápida, y bebido agua á deshora, arrojó cantidad de sangre, y perdió enteramente la voz; por lo cual envió á los Aqueos los más principales de los cautivos, y suspendiendo la junta se retiró á Esparta.

Perjudicó mucho este accidente á los negocios de la Grecia, que hubiera podido reponerse de los males presentes, y librarse de los insultos y codicia de los Macedonios; péro Arato, ó por desconfianza y temor de Cleomenes, ó quizá por envidia á su no esperada prosperidad, dándose á entender que habiendo él hombreado por treinta y tres años seria cosa terrible que se apareciese de pronto un jóven á arrebatarle su gloria y su poder, y á ponerse al frente de unos negocios que por él habian recibido aumento, y que él habia conducido y manejado por tan largo tiempo, en primer lugar tentó que los Aqueos se opusieran á lo que ya estaba acordado, y lo estorbaran. Despues, cuando vió que no le escuchaban por hallarse sobrecogidos de la intrepidez de Cleomenes, y áun por parecerles justos los conatos de los Lacedemonios de restituir el Peloponeso á su esplendor antiguo, convirtió su ánimo á otro proyecto, del que no podia resultar utilidad alguna á ninguno de los Griegos, y que era además vergonzoso para él, é indigno