Página:Las vidas paralelas de Plutarco - Tomo IV (1880).pdf/32

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
34
Plutarco.—Las vidas paralelas.

la fe de Heraclides, no le fué Homero un consejero ocioso é inútil en sus expediciones: poes refieren que apoderado del Egipto, quiso edificar en él una ciudad griega, capaz y populosa, a la que impusiera su nombre; y que ya casi tenia medido y círcunvalado el sitio segun la idea de los arquitectos, cuando quedándose dormido á la noche siguiente, tuvo una vision maravillosa: parecióle que un varon de cabello cano y venerable aspecto, puesto á su lado le recitó estos versos:

En el undoso y resonante Ponto Hay una isla á Egipto contrapuesta De Faro con el nombre distinguida.

Levantándose, pues, marchó al punto á Faro, que entónces era isla, situada un poco más arriba de la boca del Nilo, llamada Canobica, y ahora por la calzada está unida al continente. Cuando vió aquel lugar tan ventajosamente situado (porque es una faja que á manera de istmo con un terreno llano separa ligeramente de una parte el gran lago y de otra el mar que remata en el anchuroso puerto), nopudo menos de exclamar que Homero, tan admirable en todo lo demas, era al propio tiempo un habilisimo arquitecto; y mandó que le diseñaran la forma de la ciudad acomodada al sitio. Carecian de tierra blanca; pero con harina en el terreno, que era negro, describieron un seno, cuya circunferencia en forma de manto guarnecido comprendieron dentro de dos curvas que corrian con igualdad, apoyadas en una base recta. Cuando el Rey estaba sumamente complacido con este disueño, aves en inmenso número y de toda especie acudieron repentinamente á aquel sitio á manera de nube, y no dejaron ni señal siquiera de la harina, de manera que Alejandro concibió pesadumbre con este agüero; pero los adivinos le calmaron, diciéndole que la ciudad que trataba de fundar abundaria