Página:Las vidas paralelas de Plutarco - Tomo IV (1880).pdf/376

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
378
Plutarco.—Las vidas paralelas.

una seña de un hombre de probidad, tiene más fuerza que muchas y muy prolijas frases.

Para remediar los defectos corporales, empleó estos medios, segun reflere Demetrio Falareo, que dice baber alcanzado á oir á Demóstenes, cuando ya era anciano, que la torpeza y balbucencia de la lengua la venció y corrigió llevando guijas en la boca, y pronunciando períodos al mismo tiempo; que en el campo ejercitaba la voz corriendo y subiendo á sitios elevados, hablando y pronunciando al mismo tiempo algun trozo de prosa, ó algunos versos con aliento cansado; y finalmente, que tenía en casa un grande espejo, y que, puesto enfrente, recitaba, viéndose en él, sus discursos. Reflérese que se le presentó un ciudadano pidiéndole su patrocinio, y refiriéndole que le habían dado de golpes; y Demóstenes le replicó: «Me parece que no hay tal cosa, que no has sufrido nada de lo que dices;» y que levantando aquél la voz, y diciendo á gritos: conque yo nada he sufrido, Demóstenes?»» le contestó entonces: «Sí, á fe mia, ahora oigo la voz de un hombre que ha sido agraviado y ofendido: ¡de tanto influjo le parecia, para conciliarse crédito, el tono y el gesto del que hablaba! Su accion era muy agradable á la muchedumbre; pero los inteligentes, y entre ellos Demetrio Falereo, la tenian por afeminada y poco decorosa; y Hermipo dice que preguntado Aision por los oradores antiguos y los de su tiempo, respondió, que oyéndolos cualquiera admiraria en aquéllos la decencia y entereza con que hablaban al pueblo; pero que las oraciones de Demóstenes leidas se aventajaban mucho en primor y en energía. Ciertamente que de las oraciones suyas que nos han quedado escritas no habrá quien niegue que tienen mucho de amargo y de picante; y en las ocurrencias repentinas solia tambien emplear el chiste: porque diciéndole una vez Demades: «gå mí Demóstenes? esto es la puerca á Minerva.—Pues esa Minerva, le respondió, hace poco que en Coluto fué cogida en mal caso.» A un ladron