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CICERON.

le sirvieron mucho para ei acrecentamiento de su poder y su gloria.

Pidieron al mismo tiempo que él la pretura muchos y may distinguidos ciudadanos, entre los que fué sin em, bargo elegido el primero de todos; y los juicios parece que los despacho integra y rectamente. Reléres e que juzgado por él en causa de malversacion Licinio Macro, varon por of mismo de gran poder en la ciudad, y sostenido además per la proteccion de Craso, confiando demasiado en el fa vor de éste y en los pasos que se habian dado, se marchó á casa cuando todavía los jueces estaban dando los votos, é hizo que inmediatamente le cortaran el cabello; se vistió de blanco como si ya hubiera vencido en el juicio, y se dirigia otra vez al tribunal; y que habiéndole encontrado Craso en el atrio, y anunciádole que habia sido condenado por todos los votos, se volvió adentro, se puso en cama y murió; suceso que concilio á Ciceron la opinion de que regia con celo el tribunal. Sucedió que Vatinio, hombre áspero, acostumbrado á no tratar con el mayor respeto á los magistrados en sus discursos, y que tenía el cuello plagado de lamparones, pedia una cosa & Ciceron, y como no la concediese, sino que se parase á pensar por algun tiempo, le dijo aquél, que si él fuera pretor no tardaria tanto en decidir; á lo que Ciceron contestó con viveza: «Es que yo no tengo tante cuello.» Cuando no le quedaban más que dos ó tres dias de magistratura, le presentó uno á Manilio, á quien hacía cargo de malversacion; y es de advertir que este Manilio gozaba del aprecio y favor del pueblo, por creerse que en él se hacía tino á Pompeyo, de quien era amigo. Podia término, y Ciceron no le concedió más que el dia siguiente; lo que llevó á mal el pueblo, porque acostumbraban los pretores á conceder diez dias cuando ménos á los que sufriaa un juicio. Citábanie, pues, para ante el pueblo los tribunos de la plebe, haciéndole recoavenciones y acusándole; pero habiendo pedido que se le qyese, CICERON.