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SOLON.

cupro, con envidia de los otros reyes. Agradecido éste por tanto, hizo á Solon la honra de que llamándose ántes la ciudad Epia, de su nombre se llamase Solos. Hace mencion él mismo de esta fundacion, porque saludando en sus elegías á Filocupro, le dice: Tú ahora en Solos reines largos años, Y en pos de tl la habite tu linaje: A mi Cipris, de violas coronada, De esta isla bella en la ligera navo ileso y sin peligro me conduzca; Y de la fundacion en grato premio Me dé que vuelva á ver la dulce patria.

Su viaje á la corte de Creso hay algunos que to miran como invento y ficcion de aquella edad; mas yo una narracion tan pregonada por la fama, conteslada por tantos testigos, y lo que es más, tan conforme con las costumbres de Solon, y tan digna de su prudencia y sabiduría, no me parece que debo deseeharla en obsequio de ciertas reglas cronológicas que millares de escritores andan rectificando hasta hoy, sin que les sirvan para venir á un sentir comun entre tantas opiniones contradictorias. Dicese, pues, que llegado Solon á Sardis á ruegos de Creso, le sucedió lo mismo que á los que de las tierras inleriores se encaminan al mar por la primera vez; y es que creen ser el mar cada nno de los rios que van encontrando: así Solon, discurriendo por el palacio, y viendo á muchos do los palaciegos costosamente vestidos, y afeclando gravedad entre una turba de ministros y guardias, cada uno creia que era Creso, hasta que llegó á éste, que se hallaba recostado, teniendo de adorno todo cuanto en pedrería, en los cołores del vestido y en alhajas de oro podia verse de más pre-, eiado y apelecido para que fuese un espectácuto sumamente vario y majestuoso. Cuando Solon llegó á ponérsele