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PLUTARCO.—LAS VIDAS PARALELAS.

en sitios resguardados y barrancosos, con designios de que saliesen á la mañana lemprano á merodear abiertamente algunos de á caballo. Habian encargado á éstos que luégo que diesen vista á la ciudad, se retirasen poco á poco hasta atraer á los enemigos á la celada. Noticioso Poblícola al punto de estas disposiciones por algunos pasados, sin dilaeion acudió á todo, y distribuyó convenientemente sus fuerzas; porque su yerno Postumio Albo[1] salió ya la tarde anterior con tres mil infantes á ocupar y guardar las eminencias, bajo las cuales estaban emboscados los Sabinos: su colega con las tropas más ligeras y más prontas que tenía la ciudad, se puso en paraje en que pudiera contrarestar á los cabatlos destinados á hacer presas; y él mismo, llevando consigo las restantes tropas, se fué á cercar á los enemigos; y como por fortuna hubiese sobrevenido al mismo amanecer una cspesa niebła, á un Liempo Postumio comenzó á dar voces, y se dirigió desde las alturas contra los emboscados: Lucrecio hizo que los suyos cargasen á la caballería avanzada, y Poblicola cayó sobre los reales de los enemigos: así por todas partes los Sabinos llovaron lo peor, y fueron desbaratados. A los últimos por de contado, como no se defendiesen, siso que ecbasen á huir, luégo los pasaron á cuchilto los Romanos; babiendo contribuido á su ruina su misma esperanza; porque pensando los de cada parte que los otros se habian salvado, no curaban de defenderse ni de permaneeer en sus puestos, sino que los de los reales corrian hácia los de la celada, y éstos hácia el campamento; así huyendo daban de frente con aquellos mismos hácia quienes huian, y que necesitaban de ser socorridos en lugar de poder prestar el socorro que los otros esperaban.Y si ao perecieron todos los Sabinos, sino que se salvaron algunos, se debió precisamente á la ciudad de Fidenas, que estaba inmediata, á


  1. Así parece que ha de leerse, y no Balbo.