eautivos otros tantos. El euerpo de Flaminio, á quien por su valor ansiaba dar sepultura y todo honor Anibal, no se pudo eneontrar entre los muertos, sin que se hubiese podido saber cómo se desapareció. La pérdida de la batalla del Trebia ni en su aviso la escribió el general, ni la dijo el mensajero enviado á la ligera, sino que se fingió que la victoria babia sido incierta y dudosa. Mas en caanto á ésta, apénas llegó de ella la noticia al pretor Pompanio, cuando reuniendo en junta al pueblo, sin usar de rodeos ni de contemplaciones, salió en medio de ellos, y «Hemos sido vencidos, oh Romanos, les dijo, en una gran batalla: el ejército ha sido desbecho, y el cónsul ha perecido: consultad, por tanto, sobre vuestra salud y segaridad.» Arrojando, pues, este discurso como un huracan en el mar de tan numeroso pueblo, causó gran lurbacion en la eiudad, y los ánimos no quedaron en su asiento, ni podian volver en sí de tanto asombro. Convinieron, sin embargo, todos en este pensamiento: que el estado de las cosas exigia de neeesidad el mando libre de uno solo, al que llaman dietadura, y un hombre que le ejerciera imperturbable y confiadamente; y que éste no podia ser otro que Fabio Máximo, el cual reunia una prudencia y una opinion de con ducta correspondienles á la grandeza del encargo, y.ea · además de una edad en la que el cuerpo está en robusies para poner por obra las resoluciones del ánimo, y al mismo tiempo la osadia está ya subordinada á la disereeion.
Tomada esla determinacion, fué Fabio Máximo nombra do dictador; y habiendo él mismo nombrado maestre de la caballeria á Lucio Minucio, lo primero que pidió al Senado fué que se le permitiera usar de caballo en el ejército: porque no se podia, ántes estaba expresamente prohibide por una ley antigua, bien fuese porqae consistiendo principal fuerza en la infantería les pareciese que el general debia pemanecer con eila y no separarse, ó bien porque siendo en todo lo demas tirániea y desmedida esta -