Escipion contra los Cartagineses á pesar de la oposicion de Fabio, de todo se hicieron dueños, no por un capricho do la fortuna, sino por el valor de su general, que triunfó de los enemigos: de manera que en cuanto á aquél, los mismos males de la patria dan testimonio de que habia pensado con discrecion; y á éste las mismas vietorias le convencen de que anduvo errado; y en un general igual falta es cacr en un daño que no csperaba, que perder por desconfianza la ocasion de una vietoria; pues, á lo que parece, la ignorancia es la que ora da y ora quila la resolucion, Y esto es lo que hay que observar en la parte militar.
En el órden político, para Pericles es un gran cargo la guerra, pues se dice que se arrojó con impetu á ella, no permitiendo por su indisposicion con los Lacedemonios que se eediese; mas juzgo que tampoco Fabio habria cedido en nada á los Cartagineses, sino que generosamente habria soslenido la contienda sobre el imperio. La bondad y mansedumbre de Fabio para con Minucio es una reprension del encono de Pericles contra Cimon y Tucidides, hombres de probidad y muy principales, enviados por su causa á destierro por medio del ostracismo. En Pericles eran mayores el poder y el influjo: por eslo no consintió que ningun otro general arrojase con sus malos consejos á la ciudad en el infortunio; y sólo Tolmidas, guardándose de él, y áun descartándole á la fuerza, fué desgraciado con los Beocios; pero los demas todos se acomodaban á su modo de pensar por la grandeza de su poder. Mas Fabio, siendo por sí firme é incontrastable, parece que le faltó influjo para reprimir á los otros: pues no se habrian visto los Romanos en lan grandes aflicciones, si sobre eilos hubiera tenido Fabio tanto ascendiente como Pericles sobre los Atenienses. En cuanto al desprendimiento de las riquezas, Pericles lo acreditó con no recibir nada de los que le hacian dones; y Fabio con alargar la mano á los ne-