Página:Las vidas paralelas de Plutarco - Tomo V (1880).pdf/132

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
134
Plutarco.—Las vidas paralelas.

formada lista del cúmulo de sus riquezas, se la entregó; y como Seleuco, uno de sus mayordomos, la acusase de que babia quitado y ocultado algunas cosas, corrió á él, y asténdole de los cabellos le dió muchas bofetadas. Rióse de ello César, y procurando aquietarla: «No es cosa terrible, oh César, le dijo, que habiéndote tú dignado de venir á verme y hablarme en esta situacion, me acusen mis esclavos si he separado alguna friolera mujeril, ciertsmente para el adoroo de esta desgraciada, sino para tener con que hacer algun leve obsequio á Octavia y á tu Libia, y conseguir por este medio que me seas más favorable y propicio?» Daba esto gran placer á César, por creer que Cleopatra deseaba conservar la vida: diciéndole, pues, que se lo permitia, y que sería tratada en todo decorosamentemás de cuanto ella pudiera esperar, se retiró contento, pensando ser engañador, cuando realmente era engañado.

De los amigos de César, era uno el jóven Cornelio Dolabela, el cual se habia agradado de Cleopatra; y entonces por hacerle este obsequio, condescendiendo con sus ruegos, le participó reservadamente que César se disponia á marchar por tierra por la Siria, y á ella y á sus hijos tenía determinado enviarlos á Roma de allí á tres dias. Recibido este aviso, lo primero que hizo fué pedir á César que le permitiera celebrar las exequias de Antonio; y habiéndoselo otorgado, marchando al sepulcro, y dejándose caer sobre el túmulo con las dos mujeres de su comitiva: Amado Antonio, exclamó, te sepulté poco há con manos libres; pero ahora te hago estas libaciones siendo sierva, y observada con guardias para que no lastime con lloros y lamentos este cuerpo esclavo, que quieren reservar para el triunfo que contra tí ha de celebrarse. No esperes ya otros honores que estas exequias, á lo menos habiendo de dispensarlos Cleopatra. Vivos, nada hubo que nos separara; pero en muerte, parece que quieren que cambiemos de lugares: tú Romano quedando aquí sepultado; y yo, infeliz de mí, en