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Plutarco.—Las vidas paralelas.

en Atenas habia cuidado de apartar léjos de la ciudadela los perros, por ser los animales más desvergonzados para el acto de la generacion, Demetrio en el mismo templo de Minerva se solazaba con las mujeres públicas, y no se detenía en seducir á muchas mujeres principales; y áun e!

vicio que parece estar más distante de esta clase de complacencias y deleites, que es la crueldad, se mezcló en la disolucion de Demetrio, no dándosele nada, ó por mejor decir, precisando á que tuviera una muerte lastimosa el más bello y honesto jóven entre los Atenienses por huir de sus insultos. Para decirlo en pocas palabras, Antonio en su incontinencia sólo se agravió á sí mismo; Demetrio á otros.

Demetrio se condujo con sus padres y parientes de modo que nada hubo que censurar en él; pero Antonio entregó al hermano de su madre por sólo dar muerte á Ciceron: cosa en sí lan abominable y cruel, que no mereceria por ella perdon Antonio, aun cuando la muerte de Ciceron hubiera sido á precio de la salud del tio. Perjuraron uno y otro, y faltaron á la fe de los tratados, el uno apoderándose de Artabazo, y el otro dando muerte á Alejandro; pero aqual hecho en Antonio tiene un motivo conocido, que es haber sido abandonado y en cierta manera entregado por Artabazo en la Media; cuando de Demetrio dicen muchos que invento motivos falsos de acusacion para lo que ejecutó, siendo él el que injurió, y no quien se defendió de la injuria ajena. Mas de otra parte Demetrio fué él mismo el autor de sus victorias; y por el contrario Antonio en aquellas batallas en que no estuvo presente consiguió las mayores y más señaladas victorias por medio de sus lugartenientes.

Ambos decayeron de su alta fortuna por culpa propia, aunque no de la misma manera; sino el uno abandonado porque le hicieron desercion los Macedonios; y el otro abandonado porque huyó de la batalla, dejando en ella á á los que por él peleaban: de manera que el cargo del uno