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BRUTO.

en él con calor, y despues les pareció conveniente solicitar y atraer al otro Bruto, llamado por sobrenombre Albino, pues aunque de suyo no era esforzado ni de grande ánimo, contaba con el apoyo de un gran número de gladiatores que estaba manteniendo para darlos en espectáculo á los Romanos, y gozaba además de la confianza de César. Habiéndole hablado primero Casio y Labeon, nada les respondió; pero yendo él en seguida á buscar á Bruto, enterado de que éste estaba al frente de la empresa, se ofrecia á concurrir á ella con la más pronta voluntad, habiendo sido la reputacion de Bruto la que atrajo á los más y á los de mayor crédito y opinion de virtud; y sin embargo de que nada juraron, de que no se dieron seguridades de unos á otros, ni intervino ningun sacrificio, de tal manera guardaron el secreto on su pecho, lo callaron y reservaron, que se hizo increible su designio, á pesar de que los agüeros, los prodigios y las víctimas de los Dioses lo estaban anunciando.

Veia Bruto que pendia de él lo más excelente de Roma en saber, en linaje y en virtud, y se le representaba todo el peligro; mas con todo, fuera de casa procuraba encerrar dentro de sí mismo su cuidado, y componer su semblante. Dentro de ella y por la noche ya no era el mismo, sino que de una parte la grandeza del cuidado le descubria contra su voluntad durante el sueño, y do otra, embebido en la idea y agitado de dudas, no podia ocultar á su mujer, compañera de su lecho, qué traía una inquietud desacostumbrada, y que revolvia en su ánimo algun proyecto peligroso y dificil. Era Porcia hija, como hemos dicho, de Caton, y se casó con ella Bruto, su primo, no de doncella, sino de viuda, cuando todavía era jovencita, muerto su primer marido, habiéndole quedado de éste un niño de corta edad llamado Bíbulo, del cual se conserva todavía hoy un librito pequeño con el titulo de Cosas memorables de Bruto. Siendo Porcia mujer dada á la filosoffa,