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Plutarco.—Las vidas paralelas.

ofrecer la impunidad á los conjurados, sino que además los cónsules consultasen acerca de los honores que habian de concedérselos; y hechos estos acuerdos, se disolvió el Senado. Envió en seguida Antonio á su hijo como en rehenes al Capitolio, con lo que bajaron Bruto y los suyos sаludándose y abrazándose todos mutuamente confundidos unos con otros; y á Casio se le llevó Antonio á cenar á su casa, á Bruto Lépido, y de los demas cada uno á aquel con quien tenía mayor amistad, ó á quien miraba con más inclinacion. Congregado otra vez al dia siguiente al amanecer el Senado, en primer lugar se decretaron honores á Antonio por ser quien cortaba y sofocaba el gérmen de la guerra civil; y despues de prorumpir todos los presentes en alabanzas de Bruto, se procedió á la distribucion de las provincias, decretándose á Bruto la isla de Creta, á Casio el Africa, á Trebonío el Asia, á Cimbro la Bitinia, y al otro Bruto la Galia confinante con el Pó.

Tratose despues de esto del testamento y de las exequias de César; y pretendiendo Antonio que aquel se leyese, y que el entierro no fuese oculto y sin la debida pompa, para no dar nueva ocasion de incomodidad al pueblo, Casio se le opuso con ardor; pero Bruto cedió y se prestó á su deseo, cometiendo en esto una nueva falta á juicio de todos, pues ya con haber conservado la vida á Antonio, se creyó que había creado á la conjuracion un enemigo poderoso y malo de reducir, y que abora con haber condescendido en que las exequias se hicieran segun el deseo de Antonio, babia consumado el anterior yerro. Porque en primer lu gar, como por el testamento se hubiesen de dar setenta y cinco dracmas á cada uno de los Romanos, y se hubiesen legado al pueblo los huertos que tenia César al otro lado del rio, donde está abora el templo de la Fortuna, fué grande el amor y deseo que de él se excitó en los ciudadanes; y despues, traido el cadáver á la plaza, como Antonio hiciese su elogio segun costumbre, y viese al recorrer