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Plutarco.—Las vidas paralelas.

¹940 PLUTARCO. LAS VIDAS PARALELAS.

Repartió despues de esto el donativo á los soldados, y reprendiólos ligeramente por haber marchado en tropel contra los enemigos sin recibir la seña ni guardar la órden; les ofreció que si se portaban bien, les permitiria dos ciudades para el saqueo y para solo su provecho, que eran Tesalónica y Lacedemonia; y este es el único cargo de la vida de Bruto que carece de disculpa, sin que sirva para ella que Antonio y César hubiesen concedido premios de victoria más duros y crueles á sus soldados, babiendo faltado muy poco para lanzar de toda la Italia á sus antiguos habitantes, á fin de que aquéllos ocupasen un territorio y unas ciudades á que ningun derecho tenian; porque al cabo éstos no se proponian otro fia de la guerra que el mandar; pero á Bruto por el concepto que se tenía de su virtud, no le era permitido en la opinion pública ni vencer ni salvarse sino con la honestidad y la justicia, y más despues de muerto Casio, á quien se atribuia que áun al mismo Bruto lo arrastraba á veces á medidas violentas; sino que así como en una navegacion, roto el timon, se buscan y acomodan otros palos, no bien, sino sacando de ellos el partido posible para aquel apuro, de la misma manera Bruto entre tanta gente, y en medio de negocios tan inciertos y escabrosos, no teniendo ya un colega con quien partir el peso, se veia precisado á valerse de los que tenia cerca de sí, y á hacer y decir muchas cosas segun el gusto y deseo de éstos; y deseaban todo cuanto creian podria conducir á hacer mejores los soldados de Casio, porque eran hombres de mal manejo, osados por la anarquía en el campamento, y por la anterior derrota acobardados al fronte de los enemigos.

No era mejor el estado de los negocios para César y Antonio, reducidos en cuanto á víveres á lo muy preciso, y amenazados, por el desabrigo del campamento, de un mlísimo invierno; porque arrinconados á las lagunas, babiendo sobrevenido despues de la batalla las lluvias del