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Plutarco.—Las vidas paralelas.

y seguro. Por tanto, los desterrados, en él principalmente tenian puesta la vista; y el mismo Nicocles no desatendia sus operaciones, sino que se veia bien claro que estaba en acecto y observacion de sus intentos, pero sin temer una determinacion semejante ni una empresa tan arriesgada; y sí solo sospechaba que podia andar en tratos con los reyes que habian sido huóspedes y amigos de su padre.

Y en verdad que Arato intentó seguir este camino, pero como Antígono, que le habia hecho ofertas, se descuidase de cumplirlas, dando largas, y las esperanzas del Egipto y de Tolomeo las considerase remotas, se resolvió á destruir por sí mismo al tirano.

Los primeros á quienes comunicó su pensamientos fueron Aristómaco y Ecdelo, de los cuales aquél era uno de los desterrados de Sicione, y Ecdelo Arcade de Megalópolis, hombre dado á la filosofía, activo, y que en Atenas habia sido discipulo del académico Arquelao, Habiéndolo es tos adoptado con ardor, trató con los demas desterrados, de los cuales sólo algunos, avorgonzándose de abandonar la esperanza, se decidieron á tomar parte en la empresa; pero los más procuraron disuadir de ella á Arato, pareciéndoles que su arrojo provenia de inexperiencia en los negocios. Proponiase éste ocupar primero algun punto del país de Sicione, desde donde emprediese bacer la guerra al tirano; pero en esto vino á Argos un Sicionio que se había fugado de la cárcel, el cual era hermano de Jenocles, uno de los desterrados. Presentado por Jenocles á Arato, le enteró del paraje de la muralla por donde subiendo á ella se habia salvado, diciendo que por adentro casi era llano, aunque pegado á lerrenos pedregosos y altos; y que por afuera no era tal que no se alcanzase á él con escalas.

Luego que lo oyó Arato, envió con Jenocles á dos de sus esclavos, Senta y Tecnon, á reconocer la muralla, determi+ nado, si le era posible ejecutarlo por sorpresa y corriendo de una vez el peligro, á aventurarlo todo cuanto antes,