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Plutarco.—Las vidas paralelas.

sola ciudad, temeroso siempre y aborrecido. Conviniendo en ello Aristómaco, y pidiendo que Arato le remitiera cincuenta talentos para pagar y despachar las tropas que le servian, se le alargó efectivamente esta suma; pero Lisiadas, que todavía era general, y ambicionaba hacer suyo este servicio que se dispensaba á los Aqueos, calumnió á Arato ante Aristómaco de que siempre miraba con implacable odio á los tiranos; y alcanzando de éste que dejara por su cuenta la negociacion, le atrajo á unirse con los Aqueos. Mas aquí dieron éstos á Arato la mayor prueba de su amor y de la confianza que en él tenian, porque ha biendo él hablado en contra, despidieron á Aristómaco; y cuando despues conviniendo ya el mismo, comenzó á hablar del propio asunto, todo lo decretaron prontamente d su gusto, y admitieron á los Argivos y Fliasios á la comunion de un mismo gobierno, eligiendo general un año despues á Aristómaco. Como éste tuviese el favor de los Aqueos, y quisiese invadir la Laconia, llamó á Arato. Escribióle éste desaprobando la expedicion, por no queret que los Aqueos contendieran con Cleomenes, que era hombre de extraordinario arrojo y habia adquirido maravilloso poder; pero cuando aquél se empeñó en poner por obra su intento, estuvo á sus órdenes y militó á su lado. Por este propio tiempo, resistiendo que Aristómaco trabara combate con Cleomenes que vino á ponérseles delante, fué acusado de Lisiadas; y teniendo á éste por contrario y competidor para el generalato, venció en la eleccion, siendo nombrado general la duodécima vez.

Vencido por Cleomenes durante este mando junto al monte Liceo, buyó; y habiendo andado perdido toda la noche, pareció que habia muerto, y otra vez corrió esta voz entre todos los Griegos; pero salió salvo, y recogiendo sus tropas no creyó que debia retirarse con seguridad, sino que aprovechando la ocasion cuando nadie lo esperaba ni pensaba en semejante cosa, cayó de súbito sobre