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ARATO.

los de Mantinea, aliados de Cleomenes, y tomando la ciudad puso en ella guarnicion, y á los de las aldeas inmediatas los hizo ciudadanos, ejecutando con los Aqueos vencidos lo que apenas alcanzan los vencedores. Mas despues cuando los Lacedemonios acometieron á Megalópolis, habiendo de prestarle auxilio, rebusó dar asidero á Cleomenes que provocaba á batalla, y repugnó á los deseos de los Megalopolitanos, no siendo por una parte inclinado de suyo á estas batallas de frente, y teniendo por otra pocas tropas para oponerse á un hombre osado y jóven, cuando ya en él decaian los humos y estaba amortiguada la ambicion; pues creia que si Cleomenes adquiria una gloria nueva á fuerza de arrojo, él debia conservar con cuidado la que ya tenía adquirida.

AHATO.

Mas habiendo acometido las tropas ligeras, y ahuyentado á los Esparciatas hasta el campamento, penetrando en sus tiendas, Arato ni por eso se movió á combatir, sino que poniendo delante un torrente, detuvo á la infantería y no permitió que lo pasase; pero incomodado de esto Lisiadas, y blasfemando de Arato, excitó á los de caballería inspirándoles deseos de auxiliar á los que seguian el alcance para no malograr la victoria, y exhortándolos á que no le abandonasen cuando iba á pelear por la patria. Alentado con que muchos y esforzados se pusieron á su lado, cargó el ala derecha de los enemigos, y habiéndolos puesto en desórden, continuó en su persecucion; pero llevado incautamente de su ardimiento y su ambicion á terrenos ásperos, llenos de maleza y cortados con anchas acequias, volvió allí contra él Cleomenes, y murió despues de haber sostenido el más glorioso de todos los combates á las puertas de su patria. Los demas pudieron huir á la hueste, é introduciendo el desórden en la infantería, hicieron participar á todo el ejército de su derrota, formándose un gran cargo á Arato de haber al parecer abandonado á Lisiadas; así, violentado de los Aqueos, que se retiraban indignados,