cian sacrificios, uno el dia en que los libró de la tiranía, que es el quinto del mes Desio, llamado de los Atenienses Antesterion, dando á este sacrificio el nombre de Soteria; y otro el dia en que hacen conmemoracion de su nacimiento. Al primero presidia el sacerdote de Júpiter Salvador, y al segundo el de Arato, llevando una venda no del todo blanca, sino entretejida con púrpura. Cantábanse á la cítara himnos por los actores del teatro, y conducia el gimnasiarca la pompa de los muchachos y mancebos, siguiéndose luego el consejo coronado, y de los ciudadanos el que queria. De todo esto conservan algunas leves muestras para celebrar aquellos días; pero la mayor parte de los honores referidos, con el tiempo y la serie de otros sucesos han caido en desuso.
Por lo que hace, pues, á Arato el Mayor, esta se dice haber sido su vida, y su indole la que se ha manifestado:
en cuanto a su hijo, siendo Filipo malvado por carácter, é injusto con crueldad, no le dió veneno mortal, sino uno de aquellos que trastornan la razon, consiguiendo precipitarle en manías terribles y extrañas, con las que intentaba acciones disparatadas, y mostraba deseos vergonzosos y abominables; de modo que la muerte, en medio de ser jóven y hallarse en estado floreciente, no fué para él una desgracia, sino salvacion y redeacion de mates. Mas Filipo no dejó de pagar en vida á Júpiter Hospital y Amigo las penas de tan horrible maldad; porque vencido de los Romanos, se les rindió á discrecion, y despojado de toda otra autoridad, entregando todas las naves, fuera de cinco, ofreciéndose á pagar mil talentos, y dando en rebenes su propio hijo, por compasion le dejaron la Macedonia y provincias de ella dependientes. Dando despues muerte å los mejores y más ilustres de sus súbditos, llenó todo el reino de horror y odio contra sí; y de un solo bien que tenía, que era un hijo de sobresaliente virtud, se privó por su mano, haciéndole morir de envidia y celos por la distin-