Página:Las vidas paralelas de Plutarco - Tomo V (1880).pdf/344

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
346
Plutarco.—Las vidas paralelas.

y Mitridates Póntico, haciendo una maligna alusion á la calvicie y las arrugas de Galba: «Ahora, dijo, le tienen los Romanos en algo; pero luego que le vean, les parecerá que es la mengua de estos dias en que se llama César.n Resolvióse, pues, que constituyendo á la media noche á Ninfidio ante banderas, le aclamarian emperador; pero el primero de los tribunos, Antonio Honorato, congregando á los soldados que estaban á sus órdenes, empezó á reprender la conducta de Ninfidio y la de ellos mismos, que en breve tiempo habian causado tantas mudanzas, sin idea ninguna ni eleccion para mejorar, sino conduciéndolos algun mal Genio de una traicion en otra. «Y para lo primero, les decia, había alguna disculpa en los crímenes de Neron; pero ahora para hacer traicion á Galba, ¿qué muerte de su madre le achacareis, ó qué asesinato de su mujer, ó de qué escena ó tragedia del emperador os mostrareis avergonzadost Y ni siquiera aguardamos á desampararle despues de eslo, sino que nos hizo creer Ninúdio que primero nos habia él desamparado y habia huido al Egipto. ¿Qué será, pues, lo que haremos? ¿sacrificaremos á Galba á los manes de Neron, y eligiendo por César al hijo de Ninfidia, quitaremos del medio al de Livia, como ya dimos muerte al de Agripina? ¿ó imponiendo á éste el condigno castigo por sus maldades, nos acreditaremos de vengadores de Neron y de guardias fieles y celosos de Galba?» Dicho esto por el tribuno, asintieron todos sus soldados y exhortaban á loa demas que les venian á mano á permanecer fieles al emperador, á lo que atrajeron á los más. Levantóse en esto grande griteria, y era que Ninfidio, ó creyendo, como dicen algunos, que los soldados le llamaban ya, ó queriendo precipitar la empresa para disipar tumultos y desvanecer dudas, venía con muchas luces, trayendo en un cuaderno un discurso escrito por Cingonio Varron, el que se proponia pronunciar á los soldados. Mas viendo eerradas las puertas del principal, y á muchos armados en su recinto,