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Plutarco.—Las vidas paralelas.

pues el movimiento y el tumulto se hizo general en el campamento. Por fin, algunos se atrevieron á acercarse á Demetrio, y prevenirlo que huyera y se pusiera en salvo, por cuanto ya estaban cansados los Macedonios de hacer la guerra por su lujo y sus delicias. Pareciéronle á Demetrio estas palabras muy moderadas en comparacion de las de la muchedumbre; y entrando en su pabellon, no como rey, sino como comediante, se puso un vestido negro en lugar de aquel trágico de que usaba, y con el mayor secrelo que le fué posible se puso en fuga. Corria ya el mayor número al saqueo, altercando entre sí y despedazando la lienda, cuando llegó Pirro y al punto los reprimió y ocupó el campamento. Partió en seguida con Lisimaco toda la Macedonia, dominada siete años sin contradiccion por Demetrio.

Decaido de esta manera Demetrio de su alto estado, buyó á Casandrea, donde File, su mujer, llena de pesadumbre, no tuvo valor para ver á Demetrio, el más miserable de los reyes, otra vez reducido á la clase de particular y fugitivo: así, perdiendo toda esperanza y maldiciendo su fortuna, más firme en los males que en los bienes, tomó un veneno, y murió. Demetrio, con el designio de recoger todavía los restos de aquel naufragio, navegó á la Grecia y reunió los generales y amigos que allí tenía. La comparacion que el Menelao de Sófocles hace con su fortuna, cuando dice:

El bado mio en la inconstante rueda De fortuna se vuelve de contino, Cambiando siempre su presente estado:

Como el aspecto de la vária luna, Que dos noches no puede ser el mismo; Sino que hoy de lo oscuro, nueva sale, Embelleciendo y redondeando el rostro, Y cuando mayor luz y brillo ostenta, Otra vez cae, y toda desparece: