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Demetrio.

esta comparacion parece que cuadraria mejor con las cosas de Demetrio, con sus crecientes y sus menguantes, sus brillanteces y sus oscuridades; pues pareciendo que entonces desfallecia y se apagaba del todo, volvió otra vez á resplandecer su poder; y juntó aún algunas fuerzas, com las que recobró algun tanto su esperanza. Mas ello es que entonces por la primera vez anduvo recorriendo las ciudades como simple particular, despojado de las insignias reales; y viéndole uno en Tebas en esta situacion, le aplicó, no sin gracia, estos versos de Eurípides:

De Dios mudada la esplendente forma En la de hombre mortal, á nuestra vista Cabe el cristal de Dirce se presenta, Y del Ismeno en la apacible orilla.

— Una vez que ya tomó la esperanza como un camino real, y volvió á tener cerea de sí un cuerpo y forma de mando, restituyó á los Tebanos su propio gobierno, miéntras que los Atenienses se le rebelaron; y borrando de entre los que daban nombre al año á Diflo, que era sacerdote de los Soteres ó salvadores, le quitaron la vida, decretando que se eligieran otra vez Arcontes conforme á las leyes patrias. Llamaron además á Pirro de la Macedonia, viendo á Demetrio con mayor poder del que habian esperado; el cual marchó contra ellos con grande enojo, y puso estrecho sitio á la ciudad. Mas habiendo el pueblo enviado cerca de él al filósofo Crates, varon de grande crédito y autoridad; ya persuadido de éste acerca de lo que los Atenienses deseaban, y ya tambien meditando sobre lo que él mismole manifestó convenirle, levantó el sitio, y reuniendo cuantas naves tenia, embarcó en ellas sus soldados, que eran once mil con los de caballería, y se dirigió al Asia con designio de hacer que la Caria y la Lidia se rebelaran á Lisimaco; pero en Mileto le salió al encuentre Euridice,

tomo v.
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