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Plutarco.—Las vidas paralelas.

Pues realmente tenia un gran fondo de sencillez, y no daba fácilmente en las cosas; pero luego que advertia sus faltas era vehemente en sentirlas, y no se detenia en dar satisfaccion a los ofendidos. Era además excesivo en la retribucion y en el castigo, aunque más salia de medida en el recompensar que en el castigar. Las chanzas y burlas que á los otros hacia, llevaban en sí mismas la medicina; porque no habia mal en volvérselas y en chancearse tambien; y no menos se divertia con que se le burlasen que con burlarse: cosa que en muchos negocios le fué perjudicial.

Porque no sospechando que los que tenian libertad para las burlas le adulaban en los negocios serios, le cogian fácilmente como con cebo con las alabanzas; no advirtiendo que algunos mezclan la libertad como una salsa astringente con la lisonja para quitar la saciedad al atrevido y demasiado hablar de los festines, y para disponer tambien el que cuando ceden y se aquietan en los negocios, parezca que no es en obsequio de la persona, sino á causa de darse por vencidos de su prudencia y su juicio.

Siendo este el carácter de Antonio, se le agregó por último mal el amor de Cleopatra, porque despertó é inflamó en el muchos afectos hasta entonces ocultos é inactivos; y si babia algo de bueno y saludable con que ántes se hubiese contenido, lo borró y destruyó completamente; y el enredarse en él fué de esta manera. Habiendo de emprender la guerra Pártica, le envió órden de que pasara á verse con él en la Cilicia para responder á los cargos que se le hacian sobre haber socorrido y auxiliado largamente á Casio para la guerra. Delio, que fué mensajero, fuégo que vió su semblante, y en sus palabras descubrió su talento y sagacidad, al punto se impuso de que, Antonio no haria mal ninguno á una mujer como aquella, sino que más bien sería desde luego la que privase con él. Conviértese, pues, á obsequiar y ganarse á aquella gitana, persuadiéndola, segun aquello de Homero, á que fuera á la Cilicia compuesta y