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ANTONIO.

ella, y atendia más á volver cuanto ántes á su lado que á domar á los enemigos.

Porque en primer lugar debiera haber invernado en la Armenia, para dar descanso á las tropas fatigadas con una marcha de ocho mil estadios, y haber ocupado la Media en el principio de la primavera, ántes que los Partos movieran de sus cuarteles de invierno; y no teniendo paciencia para esperar tanto tiempo, marchó desde luego con el ejército, dejando á la izquierda la Armenia, y tocando en la region Atropadena, se puso á talar el país. Despues de esto, conduciendo en trescientos carros las máquinas de sitio, entre las que habia un ariete de ochenta piés de largo, y de las cuales ninguna que se destruyese podia ser reparada con tiempo por no producir todo aquel país superior sino maderas ruines y blandas, con la priesa las dejó como estorbos de su ligera marcha encomendadas á una guardia, de la que era comandante Taciano; y se fué á poner sitio á Fraata, ciudad populosa, en la que se hallaban los hijos y las mujeres del rey de la Media. La necesidad le convenció bien presto del error que habia cometido en dejar las máquinas, teniendo que recurrir al medio de levantar contra la ciudad grandes trincheras á costa de mucho tiempo y trabajo. Bajó en esto con poderoso ejército Fraates, y enterado de que habian quedado atras los carros de las máquinas, envió contra ellos una gruesa division de caballería, por la que sorprendido Taciano, murió en laaccion, y diez mil hombres con él. Tomaron además los bárbaros las máquinas, y las destruyeron é hicieron gran número de cautivos, siendo uno de ellos el rey Polemon.

Mortificó este suceso, como era indispensable, á todo el ejército de Antonio, por haber sufrido tan inesperado descalabro, y Artavasdes, rey de Armenia, abandonando el partido de los Romanos, se retiró con sus tropas, sin embargo de que habia sido el principal instigador de aquella guerra. Acudieron con intrepidez los Partos contra los si-