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PRINCIPIOS acerca de los detalles del gran porvenir reservado a la revelación, podemos estar seguros, por esa misma razón, de que las cosas están hechas de una manera tal, que sobrepuja nuestros anhelos. Siendo Dios la más perfecta y la más venturosa, y, pcr consiguiente, la más amable de las substancas, y consistiendo el puro amor verdadero en un e: tado en el cual las perfecciones y la felicidad del objeto amado nos producen placer, ese amor debe proporcionarnos el máximo deleite de que somos susceptibles cuando el objeto amado es Dios mismo.

97 17. Y es fácil amarle como es debido, si le conocemos en la manera que acabo de explicar. Pues si bien Dios no es sensible a nuestros sentidos exteriores, no deja de ser amabilísimo y de proporcionar sumo deleite. Vemos a los hombres enamorados de los honores y distinciones, aunque éstos no consisten en cualidades de los sentidos exteriores.

Los mártires y los fanáticos—aunque el afecto de estos últimos sea desarreglado—demuestran cuán poderoso es el deleite del espíritu; y más aún, los placeres de los sentidos se reducen a placeres intelectuales, confusamente conocidos.

Encántanos la música, aunque su belleza sólo consiste en conveniencia de números y en la cuenta que, sin apercibirse, lleva el alma de los latidosvibraciones de los cuerpos sonoros, que se encuentran y aúnan en ciertos intervalos. De igual naturaleza son los placeres que halla la vista en OPUSCULOS 7