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NUEVO SISTEMA

bargo, fácil de aprobar, y hasta choca contra el orden de las cosas.

3. Al principio, recién libertado del aristotélico yugo, di en el vacío y en los átomos, que es lo que más llena la imaginación; pero, tras reiteradas meditaciones, desechada esa opinión, comprendí que era imposible hallar los principios de una unidad verdadera en la materia sola o elemento pasivo, puesto que todo en ella es mera colección o amontonamiento de partes, hasta el infinito. Ahora bien, la muchedumbre no puede tener su realidad, como no sea tomándola de las unidades verdaderas, las cuales provienen de otro origen y son muy otra cosa que los puntos, de los cuales es patente que lo continuo no puede componerse; para hallar, pues, esas unidades reales, vime obligado a recurrir a un átomo formal, ya que un ser material no puede ser, a un tiempo mismo, material y perfectamente indivisible o provisto de verdadera unidad. Tuve, pues, que llamar de nuevo, y, por decirlo así, rehabilitar las formas substanciales, tan mal tratadas hoy; pero de una manera que las hiciese inteligibles, y separando el uso que debe hacerse de ellas del abuso que se ha hecho. Hallé, pues, que su naturaleza consiste en la fuerza, y que de esto se sigue algo analógico con el sentimiento y el apetito, y que, por tanto, había que concebirlas a imitación de la noción que tenemos de las almas. Mas así como el alma no debe emplearse para dar razón del detalle de la economía del cuerpo del animal,