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NUEVO SISTEMA

así también pensé que no debían emplearse esas formas para explicar los problemas particulares de la naturaleza, si bien son necesarias para el establecimiento de verdaderos principios generales.

Aristóteles las llama entelequias primas. Yo las llamo, quizá más inteligiblemente, fuerzas primitivas, que, no sólo contienen el acto o complemento de la posibilidad, sino también una actividad original.

4.° Veía yo que esas formas o almas debían ser indivisibles, como nuestro espíritu, y recordaba que, en efecto, esta era la opinión de Santo Tomás respecto a las almas de los animales. Pero esta novedad volvía a plantear las grandes dificultades acerca del origen y de la duración de las almas y de las formas. Pues toda substancia que posee una unidad verdadera, como que no puede tener su comienzo ni su fin sino por un milagro, se sigue que no puede comenzar, a no ser por creación, ni acabar, a no ser por aniquilamiento. Así, pues, exceptuando las almas que Dios quiera crear expresamente, veíame precisado a reconocer que las formas constitutivas de las substancias tienen que haber sido creadas con el mundo y que subsisten siempre. Por eso algunos escolástico como Alberto el Grande (1) y Juan Bacon (2) habían vislumbrado una parte de la verdad acerca de su origen. Y la cosa no debe pa(1) El Doctor Universalis; nació en Launingen (Suabla) en 1196, y murió en 1280.

(2) Debe de referirse a Roger Bacon (1214—1294).