Página:Leibniz - Opúsculos filosóficos (1919).pdf/47

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
43
NUEVO SISTEMA

No fué mi deseo explicar aquí los principios de la extensión, sino los principios de lo efectivamente extenso o masa corporal; y esos principios, según yo creo, son las unidades reales, es decir, las substancias dotadas de verdadera unidad. La unidad de un reloj que mencionáis es muy distinta, para mí, de la de un animal; éste puede ser una substancia dotada de verdadera unidad, como lo que en nosotros se llama el yo, mientras que el reloj no es sino un conjunto. No en la disposición de los órganos pongo yo el principio sensitivo de los animales, y estoy muy de acuerdo en que esa disposición refiérese tan sólo a la masa corporal. Parece, pues, que confirmáis mi opinión, que consiste en pedir unidades verdaderas, por lo cual rehabilito las formas substanciales. Pero cuando parecéis decir que el alma de los animales debe tener algo de razón, si se le concede sentimiento, es ésta una consecuencia cuya fuerza no veo.

Reconocéis, con plausible sinceridad, que mi hipótesis de la armonía o de la concomitancia es posible; sin duda por haberla creído puramente arbitraria, a causa de no estar bastante informado de que es consecuencia de mi opinión sobre las unidades, pues todo está trabado. Y preguntáis, señor mío, para qué puede servir ese artificio que yo atribuyo al autor de la naturaleza. ¡Como si fuese posible atribuirle demasiado! ¡Como si esa exacta correspondencia que tienen entre sí las substancias, por las leyes propias que originaria-