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PRINCIPIOS F leyes de los apetitos o de las causas finales del bien y del mal, que consisten en las percepciones notables, arregladas o desarregladas; como los cambios de los cuerpos y los fenómenos de fuera racen unos de otros por las leyes de las causas eficientes, es decir, de los movimientos. Así, entre las percepciones de la mónada y los movimientos de los cuerpos, hay una perfecta armonía preestablecida desde luego entre el sistema de las causas eficientes y el de las causas finales. Y en eso consiste la concordancia y unión física del alma y el cuerpo, sin que uno pueda alterar las leyes del otro.

87 4. Toda mónada con un cuerpo particular es una substancia viva. Así, pues, no sólo hay vida en todo, adjunta a los miembros y los órganos, sino que también hay, entre las mónadas, infinitos grados y unas dominan más o menos sobre las demás. Pero cuando la mónada posee órganos tan ajustados que, por medio de ellos, hay relieve y distinción en las impresiones que éstos reciben y, por consiguiente, en las percepciones que las representan (¹) como, por ejemplo, cuando, mediante la figura de los humores de los ojos, concéntranse los rayos luminosos y actúan con más fuerza puede eso llegar hasta el sentimiento; es decir, hasta una percepción acompañada de memoria; esto es, una percepción de la cual perdura cierto eco para dejarse oír en ocasiones; y el vi(1) Que representan las Impresiones.