na, ampliaua su magnanimidad, y desseo hasta la celestial esphera: y aun essa no le henchia las medidas, ni tenia otro paradero, sino enel mesmo Dios que lo compuso. Algo aueys oydo dela hechura interior deste cauallero, querria contaros vn poco dela exterior: aunque por estar tan ala mano, no se considera mucho: tengase pues en mucha reputacion y estima, por ser la casa del alma, y ella la rica sala dode viene Dios a morar, y a enamorar. Que diremos delos marmoles, delos huessos, que a este edificio humano sostenian, delos fundamentos de sus pies, y dela boueda de sus costillas? Del patio de su vientre, enel qual se auian de apear los amigos y familiares manjares para visitar con su virtud, y buena criança ala señora vida? Que podemos dezir, sino que se auia ella de sustentar de lo mejor, y mas subtil dela conuersacion de su visita, y lo grossero que no le aplaziesse, mandarlo echar ala caualleriza? Que diremos dela estácia real del coraçon, y de sus dos criados que por su orden continuamente le siruen, dela tronera de su pecho, dela torre de su cabeça con fiete ventanas labrada, dela camara dela lengua, la qual herida dela boz, imprime dulce y suaue armonia? Que se puede mas dezir, sino que esta cercada esta estancia con vn muro, y vn antemuro, para ensesiarle conesta doble cerca que esta tambien guardada, que antes que se desmande para salir a proferir sus conceptos, deue de yr por acuerdo al seso: porque no la prendan sus contrarios, y enemigos, enssosa que la puedan calumniar? Tenia tambien estè edisicio las fuertes columnas delos braços con los chapiteles delas ma-
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