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Vicente. | (Interrumpíéndole.) |
¿Qué es eso de madre, Pablo? | |
Aprende de mí, que hablo | |
con finura. Di «mamá.» | |
Pablo. | Siempre que del sueño en pos |
mi plegaria al cielo va, | |
«Madre,» digo, y no «mamá,» | |
madre a la Madre de Dios. | |
El nombre de «madre,» calma | |
del corazón la honda queja: | |
lo pronuncia el labio y ¡deja | |
una música en el alma! | |
Esa palabra, la única | |
que el labio al sueño revela, | |
me deja ver como vela | |
con su deslumbrante túnica, | |
plegadas las alas, pio, | |
extinguiendo infernal odio, | |
el divino ángel custodio | |
en torno del lecho mio. | |
Déjame que cada dia | |
diga «madre» con voz firme, | |
pues no podria dormirme | |
sin decirlo, no podria. | |
Vicente. | «¿Madre?»... Nombre empalagoso. |
Se decia antiguamente. | |
Pablo. | Antiguo es el sol, Vicente, |
y no hay nada tan hermoso. | |
«Madre» diré sin variar | |
jamás la antigua costumbre. | |
Jesús lo dijo en la cumbre | |
del Gólgota al espirar. | |
Vicente. | (Mirando hacia el huerto). |
Con Faustino viene Diego | |
siguiendo una mariposa | |
que vaga de rosa en rosa |