Página:Lombroso El alma de-la mujer.djvu/11

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida

EL ALMA DE LA MUJER 9

Los cursos de Medicina me interesaban con pasión; yo gozaba enormemente los primeros años con las lecciones de Historia Natural; más tarde, consagreme particularmente a la Psiquiatría y la Homeopatía, porque mi padre era homeó- pata. Inspirábanme aversión las exageraciones de los higie- nístas, que eran los dioses del momento, con su eterno espan- tajo de la muerte y la degeneración. Así que emprendí un es- tudio sobre Las ventajas de la degeneración, que fué luego mi tesis para el doctorado de Medicina, publicándolo en 1902, en tomo. En aquel libro demostraba yo que todas esas deli- mitaciones que se establecen entre degeneración y evolución son ficticias, y que muchos de los sígnos que se aducen como de degeneración. no lo son sino de adaptación, en apoyo de lo cual exponía gran número de experiencias clínicas, fisio- lógicas, estadísticas, etc.. y que es preciso andar con pies de plomo cuando se pretende enmendarle la plana a la Natu- raleza.

Después de casarme en 1901 con Guillermo Ferrero, volví bajo su influjo a ocuparme en economía política e his- toria, acometiendo un gran estudio sobre el maquinismo, o mejor dicho, sobre Los inconvenientes del maquinismo, que había de hacer juego con Las ventajas de la degeneración. Este libro, que acaso no terminaré nunca, pues he tenido que remontarme para resolverlo, a la historia económica de In- glaterra y Norteamérica—las dos naciones que primero adop- tazon el maquinismo—y a la historia de la China—único país que ha sabido resistirse a su embate, y aun a la histo- ria de las máquinas, las matemáticas y los estudios de cien- cias físicas, con lo que mi trabajo ha adquirido proporcio- nes gigantescas—-. ese libro, repito, que me ha obligado a ir tan lejos. . tuvo su origen en mi odio al maquinismo, que a su vez lo tuvo en una grave crisis económica por que atravesó Italia durante los años 1889 a 1895, y que me movió a con- siderar absurda una civilización que continúa deshaciéndose de sus hombres (emigración), para importar, a duras penas, máquinas y carbón que los substituyan. .

Pero mientras la joven escritora estudiaba el maquinis- mo, su esposo, Guillermo Ferrero, fué invitado a dar una se- rie de conferencias en Buenos Aires y Río de Janeiro, prime-