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EL ALMA DE LA MUJER 143

que la que no las estudia, y eso porque pierde la fe en su fa- cultad observadora, que constituye su fuerte, y en cambio, cifrala demasiado en la facultad deductiva, en su ciencia, que es su flaco. Tiene la mente más llena de brumas porque esas ciencias abstractas la desvían por completo de la orientación práctica e intuitiva en la vida y no las substituye con nada, y porque, careciendo de sentido crítico, cree la mujer cual si fuera el Evangelio, todo cuanto le enseñaron y no pasa a ad- mitir la existencia de cuanto no sea aquello.

La mujer que estudia empieza a ser de nuevo inteligen- te luego que olvida su ciencia y su aplicación; cuando se con- sagra a la práctica, es decir, cuando completa la ciencia apren- dida con el espíritu de observación, de ingenio y maña que posee; cuando el alma femenina toma otra vez la delantera. Todo lo contrario sucede con los hombres; jóvenes inteligen- tísimos en las aulas, mientras sólo se trata de poner en juego las faculatdes intelectivas, pierden muchísimos quilates de va- ler cuando llega el caso de poner por obra las cosas aprendi- das. Obsérvese que las mujeres que han dejado un nombre en la historia: Jorge Sand, Elliot, Beecher, Stowen, Matilde Serao, Ada Negri, fueron mujeres sin estudio, que pergeña- ron sus novelas y sus poesías, espontáneamente, tal y.como su fantasía las engendraba; mientras que de tantas mujeres co- mo hace años siguen los estudios masculinos, contadas son las que se han distinguido en ellos.

Para cultivar su mente, necesita la mujer medios dife- rentes que el hombre. Necesita hallarse colocado en condi- ciones de observar mucho y bien, tener ocasión de conmover y, sobre todo, ha de ejercitarse en cosas que la interesen y apasionen y acostumbrarse a agudizar sus observaciones di- rectas, con las cuales puede aportar verdaderamente un pre- <iado tributo personal a la ciencia.

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No soy, a pesar de todo, opuesta a que las niñas fre- cuenten las escuelas de niños, según es moda hoy. Los pro- gramas de las escuelas varoniles no se acomodan mucho a la