Página:Lombroso El alma de-la mujer.djvu/92

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Pero toda cosa buena encierra en sí el germen de la ma- la que de ella se deriva. Y esta atracción, justificada por el recíproco interés que hombre y mujer tienen por integrarse, es germen de varios de los más graves defectos de la mujer, y lo que es peor todavía, de la preponderancia en este mundo de la mujer inferior sobre la superior y por ende del poco prestigio de que la mujer en general disfruta, .

Dije más arriba que la personalidad de la mujer atrae al hombre, precisamente por ser tal personalidad distinta de la suya.

Pero los hombres son poco intuitivos y gustan, sobre todo, así en lo moral como en lo material, de las personali- dades descollantes, de contrastes y colores varios. violentos, que no existen en la realidad. Y de éste, su gusto, aprové- chanse en amplia medida las hembras peores, exagerando ar- tificiosamente sus singularidades delante de los hombres.

Cuanto más vulgar y poco emotiva es la mujer, tanto más se esfuerza por fingirse muy singular y sensible delante de los hombres y tanto más recalca sus sentimientos, tenden- cias y movimientos, con la mira de hacer creer que es enor- memente original.

Estas exageraciones, que son afectaciones y desagradan en general a las mujeres y a las personas más delicadas, ca- paces de distinguir ei artificio de lo natural, son, por el con- trario, muy del gusto de la mayoría de los hombres, que siendo poco intuitivos, han menester de singularidades de mucho bulto para verlas claro y de manifestaciones exagera- das de sentimiento, para convencerse de que éste existe, pre- fieren diferencias de juicio superficiales antes que profun- das y rehuyen el esfuerzo de comprender a las personas complicadas, es decir, diferentes de las otras, en realidad y no en apariencia. Así que con harta habilidad ceden al hechizo de las pzores mujeres, de las más vulgares, que se aprovechan de su encanto para hacerles cometer a los hombres las mayo- e necedades, al solo fin de satisfacer sus artificiosos capri- chos.