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Sta. Raquel. — Dices bien, la comisión represen- tará al grado. ]
Adela. — Bueno. Pero ¿cómo elegir?
Rosa. — Yo quiero ser de la comisión.
Horacio. — Mejor es que vayamos los más gran- des. Podría ir yo con Jacinto, Lolita...
Ida. —¡Si cada uno se va a elegir a sí mismo!...
Clara. — Que vayan los que han dado más.
Elisa. — Eso no sería justo: cada cual ha dado lo que ha podido.
Raúl. —Echemos a la suerte.
Mercedes. —¡Pero eso no es elegir! Vean, com- pañeros, yo creo que los elegidos han de ser los mejores niños de la clase. ¿No decimos que van a representarnos? Pues que nos representen los mejores; así nadie podrá quejarse.
Varios niños. — Muy bien dicho, Mercedes.
Anita. —Otra cosa. Resulte elegido quien re- sulte, nadie se ha de dar por ofendido.
Cora. —¡No faltaba más! Ya hemos dicho que será como si todos fuésemos.
Juan. —Pues ¡a votar! ¡a votar! Yo reparto papelitos y lápices. Apunte cada uno seis nom- bres.
Luis. —¡Cuidado con poner a los más amigos! ¿eh?