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Luis. —En el aserradero y en la fundición.
Sta. Raquel. — Pero a lo menos el vidriero habrá hecho el vidrio para las puertas.
Alberto. — Para eso están las fábricas de vidrio.
Sta. Raquel. — Dime, Jacobo.
corta la madera en los bosques, la trae hasta la obra?
Jacobo. — No, señori- ta; la traen los carre- ros que se ocupan de transportar las mercade- rías.
Sta. Raquel. — Ya ves cuántas personas tienen que trabajar para que tu papá pueda construir su Casa; si una sola faltara, no podría ha- cerla. En cambio, esos obreros recibirán de tu
¿El obrero que
Una de las casas más altas del mundo.
papá la remuneración de su trabajo. Carmen. — Además, señorita, ni el herrero ni el albañil podrían hacer sus casas por sí solos. Sta. Raquel. — Tal es la ventaja de que los hom- bres trabajen los unos para los otros.