Página:Lopez La seniorita Raquel.djvu/43

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Tras largo camino, llegamos a un lugar donde se oía ruidos poco tranquilizadores. Del carro fuí a parar a un gran estanque en el que me deshicieron y amasaron, convirtiéndome en una pasta blanda. Yo estaba furioso, y si no hubiese sido porque era moreno, me hubiera puesto colorado de vergiienza.

Del estanque pasé a una máquina que de un solo golpe me convirtió en un paralelepípedo; de ahí me pasaron al secadero, teniéndome varios días al aire; y del secadero ¡horror! fuí a dar a un horno que parecía un infierno de llamas. :

Allí dejaron sin piedad que me quemara vivo; pero yo tuve valor y, cuando un operario me sacó y vi la luz del día, no me reconocí. De negro y blando que era me había convertido en una cosa dura y rojiza. Desde entonces me llaman ladrillo.


Secadero y horno para quemar ladrillos.