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RELOJES ANTIGUOS Y MODERNOS
Rosa. — Buenos días, señorita.
Señorita Raquel. — Buenos días, Rosita, aunque más bien debiera decirte buenas tardes. Pareces haber olvidado la hora en que comienzan las clases. Mira el reloj, ¿qué hora es? a z
Rosa. —Son las ocho y me- dia, señorita. No sé cómo se me ha hecho tarde.
Sta. Raquel.—Tal vez te has entretenido ante la vidriera de la juguetería.
Rosa. — No, señorita. :
Sta. Raquel. — Entonces te | habrás dormido.
Rosa. — Tampoco, señorita. Es que... me he equivocado al mirar el reloj.
Sta. Raquel. — Pero ese error no se explica; nuestros relojes son m' fáciles de leer. ¿Qué habrías hecho entonces si hubieses vivido hace muchos siglos, cuando sólo existían relojes de sol o de arena?
Cora. —¡Qué curioso! Nunca pensé que se pudiera hacer relojes con esos materiales.
Cuadrante solar.
