Página:Lopez La seniorita Raquel.djvu/78

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el frío. Los insectos se han encerrado en sus nidos y por más que los llamo no me responden.

El sol está malhumorado y tan de tarde en tarde viene por aquí, que empiezo a sentir frío.

Al anochecer sopla un viento helado que me da miedo. “Tú mismo ya no juegas casi afuera, y ayer oí que tu mamá decía a Lucía: «No vayas al jardín, lesoro mío, está muy húmedo y ya no hay flores ni frutas en él.»

En efecto, ya no me queda ni una guinda, y «mis vecinos, el clavel y el alelí, tampoco tienen flores.

Todo se ha puesto muy triste y, de tristeza sin duda, mis hojas están amarillas.

He pensado que con ellas puedo hacerle un acolchado al trébol que tiembla de frío; y, pidién- dole ayuda al viento, que sopla fuertemente, voy dejando caer mis hojas una a una. Así, aunque secas, no serán inútiles, pues resguardarán de la escarcha a las semillas. Además, he oído decir a tu jardinero que las hojas secas abonan la tierra empobrecida por el trabajo del verano. Ya ves, pues, que tengo motivos para estar contento de mí.

Entre tanto yo descansaré también hasta la pri- mavera próxima; entonces volveré a cargarme de hojas y de frutos, para alegría tuya y de los pájaros.