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LIBERTAD Y REPRESIÓN
En la última Navidad regala- ron a Julito una bicicleta, y ya pueden suponer si estaría contento con su nuevo juguete. Como el patio de su casa es chico y en la calle se corre muchos peligros a causa del tráfico, pidió y obtuvo permiso para ir a pedalear en la pista del Parque.
Cerca de una hora estuvo entre- gado a este ejercicio en la pista, a la par de otros niños, cuando de pronto se le ocurrió dar unas vuel- tas sobre su máquina por los senderos del bonito jardín del paseo. Apenas hubo entrado a él, cuando uno de los guar- dianes se le puso delante cerrándole el paso, y a no haber ya aprendido a saltar ágilmente en el momento del peligro, tal vez hubieran rodado por tierra Julito, el guardián y la bicicleta.
El niño, que es algo vivo de genio, se impacientó un poco, y encarándose con el empleado preguntóle por qué lo moles- taba. El hombre le replicó, no con menos impaciencia, que estaba prohibido andar en bicicleta por los jardines. Julito exigió le explicara la razón de tal medida, y el guardián, encogiéndose de hombros, respondió que a él solamente le tocaba hacerla cumplir, pero que, según su parecer, debía haberse ordenado tal cosa para impedir que los paseantes
